ASÍ ES EL PAPEL DEL EJERCICIO FÍSICO EN CUIDADO Y TRATAMIENTO DEL COLESTEROL

ASÍ ES EL PAPEL DEL EJERCICIO FÍSICO EN CUIDADO Y TRATAMIENTO DEL COLESTEROL

Se ha mostrado que el ejercicio tiene un impacto positivo en la patogenia, la sintomatología y la forma física de las personas con dislipidemia y reduce los niveles de colesterol.

Se ha mostrado que el ejercicio tiene un impacto positivo en la patogenia, la sintomatología y la forma física de las personas con dislipidemia y reduce los niveles de colesterol.

El término «perfil de lípidos» describe los niveles variables de lípidos en la sangre, siendo los más comúnmente informados el colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL), el colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL) y los triglicéridos.

Los niveles altos de colesterol LDL indican un exceso de lípidos en la sangre, lo que a su vez aumenta el riesgo de complicaciones cardiovasculares. El colesterol HDL transporta los lípidos de regreso al hígado para su reciclaje y eliminación.

En un metanálisis de 170 000 participantes, se informó que las reducciones en el colesterol LDL redujeron la incidencia de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares isquémicos. También se ha informado que las personas con niveles elevados de colesterol total (>200 mg/dl/5,172 mmol/l) tienen aproximadamente el doble de riesgo de cardiopatía coronaria que las personas con niveles óptimos.

Si bien los mecanismos subyacentes al efecto del ejercicio sobre el perfil de lípidos no están claros, el ejercicio parece mejorar la capacidad de los músculos esqueléticos para utilizar lípidos en lugar de glucógeno, lo que reduce los niveles de lípidos en plasma. Los mecanismos que se han planteado son:

Aumento de la lecitina-colesterol aciltrans (LCAT), la enzima responsable de la transferencia de éster al colesterol HDL.

Aumento de la actividad de la lipoproteína lipasa.

Ejercicio aeróbico y colesterol

Leon y Sanchez realizaron un metanálisis de 51 intervenciones que incluían 12 semanas o más de ejercicio aeróbico con 4.700 sujetos. Se informó que, en promedio, el colesterol HDL aumentó en un 4,6 %, mientras que los niveles de triglicéridos se redujeron en un 3,7 % y el colesterol LDL se redujo en un 5 %. El colesterol total se mantuvo sin cambios, aunque la proporción de colesterol HDL:LDL mejoró considerablemente.

Nybo et al. informaron que la relación colesterol total:HDL fue el único componente del perfil de lípidos que mejoró significativamente con 150 min de ejercicio semanal al 65 % de la capacidad aeróbica máxima en participantes previamente no entrenados. Por otro lado, estos autores sugieren que el volumen de entrenamiento, a diferencia de la intensidad del entrenamiento, es la clave para mejorar el perfil lipídico, y que puede haber una relación entre la grasa corporal (que disminuyó solo en el grupo de ejercicio prolongado) y los niveles de colesterol, por lo que se requiere un volumen suficiente para provocar cambios en la masa grasa para alterar favorablemente el perfil lipídico.

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